«Conócete a ti mismo…»

«Conócete a ti mismo», esta frase que se le atribuye a Sócrates es, en realidad, una inscripción que se encontraba en el frontón del templo de Delfos donde los oráculos predecían la suerte de quienes les quería consultar. Sócrates hace alusión al «conócete a ti mismo» en alguno de los diálogos socráticos recogidos por Platón.

   En esos diálogos, que son todavía de gran utilidad tanto por los temas abordados como por la fineza de las argumentaciones, Sócrates pone en práctica pues lo que es su método socrático. Método que podemos definir como un método constructivo de conversación destinado a superar las opiniones y abordar la complejidad de las cosas. Describamos el método socrático a continuación.

 

   El método socrático empieza por la ironía socrática en el que Sócrates se hace el inepto, simulando ignorancia sobre el tema a tratar, alabando inicialmente las cualidades de su interlocutor. Después, le hará comprender a este que lo que creía saber en realidad no lo sabe y que su conocimiento estaba basado en prejuicios o costumbres, que son opiniones y no verdaderos conocimientos. La ironía socrática se ve ejemplificada en la famosa frase: «Sólo sé que no sé nada» (ver Apología de Sócrates, de Platón) que además de una gran humildad tiene como ventajas: – no imponer puntos de vista a los demás – actúa como una invitación a saber de verdad, a reflexionar y contrastar la información. Lo que nos dice con esta frase es que lo primero que se me ocurre no es suficiente para considerarlo saber.

   La segunda parte del método socrático consiste en hacer progresar a su interlocutor a través de lo que Sócrates llama una mayéutica (del griego: μαιευτικη´, maieutiké, «técnica de asistir en los alumbramientos»). Como lo hace la matrona (o partera) Sócrates realiza tres funciones principales (ver Teeteto de Platón): – despertar y calmar los dolores del parto – conducir los partos difíciles – y provocar, si es necesario, el aborto. La mayeútica es como un parto de ideas. Es un proceso doloroso ante las crueles interrogaciones planteadas, que termina en un alumbramiento, una iluminación, en la que la verdad parte desde el mismo individuo.

   Como lo vemos a través de esta descripción del método socrático, el individuo es el punto de partida de todo conocimiento, no porque tenga la ciencia infusa, sino todo lo contrario, porque se hace verdaderamente sabio cuando aprende a descubrir los propios límites de su conocimiento. Para llegar a saber algo uno mismo, o también a la hora de enseñar o comunicar algo a otros, hay que ser capaz de despertar el interés individual traspasando las opiniones, las costumbres y los prejuicios que no son otra cosa en definitiva que los escudos psicológicos que utilizamos para «funcionar» en un mundo que no terminamos de comprender y preferimos así simplificar. De ahí el sentido de la frase al completo que se le atribuye a Sócrates: «Conócete a ti mismo… y conocerás el universo y a los Dioses».

Bertrand René Gerard Maridor

Psicólogo General Sanitario

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