Proyectarse en el futuro

¿Alguna vez has tenido la sensación de vivir siempre el mismo día, de sentirte atrapado en el tiempo como el protagonista de la película «el día de la marmota»?

La capacidad que tenemos de proyectarnos en el futuro nos hace eminentemente humanos. Los animales no tienen la suficiente consciencia ni de sí mismos, ni del tiempo para poder hacerlo. Sus capacidades de anticipación instintivas dependen de estímulos internos y externos. De hecho los niños tardan mucho en desarrollar completamente lo que llamamos la noción del tiempo. Hasta los 10 años aproximadamente según Piaget, no nos orientamos correctamente en el tiempo. Orientarnos en el tiempo requiere hacer nuestras una serie de ficciones sostenidas a través del lenguaje y de nuestra capacidad de pensar con imágenes, tanto para considerar el pasado que dejamos atrás, como para anticipar un futuro que aún no es. Pero más allá de la noción del tiempo, proyectarnos nos hace humanos por esa capacidad única de dar un sentido a nuestra vida.

¿Qué pasa si de alguna manera se nos rompe nuestra brújula interna y parece que hemos perdido el rumbo de nuestra vida?

Quizás una formula que utiliza Victor Frankl en “El hombre en busca de sentidopueda describir lo que sentimos cuando perdemos el rumbo. Frankl habla de la sensación de vivir “una vida provisional de duración indeterminada”. Algo como estar atrapado en el tiempo, sin rumbo, sin sentido. Se trata de un tipo de estancamiento vital personal que no tiene que ver únicamente con nuestras circunstancias. Pero sería difícil no darnos cuenta de que la aplicación de medidas excepcionales anti-pandemia ha llevado a toda la población a “una vida provisional” supeditada a restricciones que escapan a nuestro control directo, ocasionando una serie de dificultades relacionadas con nuestra capacidad de proyectarnos en el tiempo.

Centro de Psicología René Gerard Proyectarse en el futuro

A partir de allí podemos encontrarnos con que no somos capaces de dejar atrás un pasado que se convierte en un lastre, que hemos perdido la capacidad de hacer planes, de marcarnos objetivos,… o que nos cuesta cada vez más lidiar con la nueva normalidad de un día a día que nos sumerge.

Concretamente, perder la capacidad de proyectarse en el futuro puede significar: no saber qué orientación laboral escoger, no saber salir de una situación extraordinaria en la que estamos atrapados (laboral, sentimental, emocional,…), quedarnos atascados en algún cambios de nuestro ciclo vital (nacimiento, síndrome de nido vacío, jubilación, duelo,…). También podemos sentirnos abrumados por los mensajes ansiógenos repetidos por los medios de comunicación y tener miedo al futuro y a la muerte. Finalmente, los numerosos y rápidos cambios del mundo actual, pueden llevarnos a sentirnos descolgados, fuera de juego o a no saber qué lugar ocupar en él.

Perder la capacidad de proyectarse en el futuro puede ser un mecanismo de adaptación ante la presencia de algún acontecimiento estresor que nos lleve a focalizarnos en el presente y en rutinas cotidianas para no perder pie y contacto con la realidad. Pero, si esta pérdida se prolonga en el tiempo, genera o es consecuencia de un malestar significativo para la persona, puede manifestarse como falta de control sobre su vida, problemas de autoimagen, autoestima, autoeficacia, resiliencia, ansiedad, fobias, depresión. En estos casos, consultar y abrir una puerta de salida puede ser un pequeño paso, pero determinante para redescubrir el sentido que cada uno le quiere dar a su vida. Requisito indispensable para caminar hacia la felicidad que merece vivir por el mero hecho de estar aquí.

Bertrand René Gerard Maridor

Psicólogo General Sanitario

 

En este momento estás viendo Proyectarse en el futuro